miércoles, 28 de diciembre de 2016

INSOMNIO DOMINICAL

Domingo. Dormí siesta y ahora no puedo dormir. Leo algún libro de la pila de la mesita de luz. Antes de empezarlo, lo dejo. Prendo la tele. Hago zapping, me canso y apago. Es la una. Prendo la luz. Me aguanto de ir al baño. Mientras siga sin poder dormir, las ganas de mear me van ayudar a despertarme mañana. Bueno en realidad ya es mañana. No aguanto, pienso, medito, y me quedo con la duda de si levantarme o no. Al final voy al baño porque seguramente falte todavía para conciliar el sueño. Vuelvo a la cama y pienso que mañana (hoy) no voy a poder ni caminar. Son las dos. Me empiezo a desesperar, más. Prendo la luz. Agarro un libro, algo bien aburrido que me duerma. Filosofía, Ortega y Gasset. Que empiecen a bailar las letras en la página, a borronearse hasta desaparecer. Lo dejo. Apago la luz. No queda otra que el viejo e infalible truco de las ovejas. O mejor, los números que tengo que borrar en el pizarrón. Que en mi mente nunca es verde, es negro. Son las tres. No sé por qué me acuerdo que Laura me dijo que el Vermiccheli le parecía una porquería, que todo el arte de ahora era un producto comercial. Yo le respondía, no sé si ahora o en ese momento, que ella no sabía apreciar el arte obtuso. Se quedó callada un rato. Después me preguntó qué ibamos a comer a la noche. Puede ser la comida que me cayó pesada lo que no me deja dormir. Los tirabuzones de colores dando vueltas psicodelicamente entre mis gases estomacales. La salsa rosa que me trague entre arcadas y ganas de vomitar. No tuve olfato. Tendría que haber puesto una excusa cualquiera. Algún partido de fútbol importante que tenía que ver. Que ya había comido mucho este fin de semana. Pero, siempre entre dos opciones estamos obligados a elegir una. Tenía dos posibilidades: o fideos con brócoli o tirabuzones con salsa rosa. Tendría que haberme quedado en casa. Pero cuando sonó el teléfono estaba medio dormido y le dije que sí. ¿Puedo ser tan pelotudo?

martes, 15 de noviembre de 2016

EL VESTIBULO DEL LABERINTO

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte pero no es así como funciona el mundo. En realidad, somos ensayos imperfectibles. Copias condenadas a repetirse. En un proceso gigantesco semejante al de la clonación. Millones de voces en el aire, que se multiplican y confunden. Figuras esparcidas en el teatro del universo con un propósito ignorado. Tal vez si durmiera otros diez años más podría averiguarlo. Pero cómo contarlo.
Hay una mente divina en cada ser vivo. Por cada idea perfecta que se originó en aquellas mentes una chispa surgió y algo cobró vida. Pero nada más allá de eso es real. Todo lo demás es quimera. Un silencioso vacío lleno de ruido. El flujo vital es un accesorio. Para confundir y mantener viva la ilusión de realidad. De que somos artífices de nuestro destino. Pero ahora entiendo. Nos inventamos robots porque buscamos respuestas. Nuestro origen se ajusta a ese patrón. Al intento de copiar la idea artística de la cual partimos. Pero el padre equivoca el camino. Aunque, incluso, a veces, la ilusión sea tan real que hasta pareciera que las mentes supremas se asustaran maravilladas y perdieran su intangibilidad por un instante. Durante el profundo y silencioso retiro de mi vida pude acariciar la mente divina. Todos sabían que durante mi enfermedad estaba en alguna parte pero nadie dónde. Y ese es el problema. Quién puede escuchar lo que digo.
Sufrí un accidente. No me dieron detalles y los recuerdos, la mayoría, se me borraron. Mi vida durante un tiempo fue un espiral interminable de conjeturas vacuas. Ahora apenas retengo en la memoria el sonido de un teléfono que nunca llego a atender. Una vaga sensación que tampoco puedo determinar si es recuerdo o invento de una mente que juega conmigo. Una imagen sonora: un grito de mujer cuando estaba, supongo, semi inconsciente, tirado. La última estrofa de una canción de Pink Floyd que siempre me aburrió y dice algo como que todo está ahora se ha ido todo viene todo bajo el sol está bien pero es eclipsado por la luna.
Me caí de una escalera y cuando desperté habían pasado 11 años, 3 meses y 22 días. En el largo sueño del coma profundo, voces. Todo el tiempo. Voces de mi mundo interior y del exterior confundiéndose hasta la desesperación. Mientras buscaba entender podía escuchar todo: el andar arrastrado de un médico, la respiración agitada de una enfermera, como un despertador de cada mañana. Un llanto que se apaga en la distancia. Hasta que al final aparecieron las voces, distintas. Un sonido agudo inaudible, intermitente. Al principio un ruido molesto entre tantos que podía escuchar en las tortuosas noches hospitalarias. Ruidos de la calle confundiéndose con las máquinas a las que estuve conectado.    
Ahora en una silla de ruedas, abandonado como una planta que cada tanto alguien, nunca la misma persona, se acuerda de regar y habla con la voz ausente y aleccionadora con que se habla a un ser sin vida. Un yuyo en un descampado, insensible al estímulo, al dolor, al viento, al calor del sol, al golpe del agua, a cualquier sentimiento y sentido, condenado al mutismo, tengo solo para mí mismo la idea del universo, la clara y luminosa mente divina que me arrulla incesante, me habla y me dice todo el tiempo que la muerte es la vida, la misma negra cara que ilumina los días de toda forma en el universo. No hay un fin sino una continua repetición de lo mismo en la eternidad más oscura.
Sé que hay algo más allá de la muerte. Una conciencia encapsulada en la esfericidad de su propia mente. Impotente, incapaz de volverse al mundo. Que no ve nada, no siente nada, que no puede tocar nada. Inmune al dolor, ajena al miedo y desesperadamente sola. Busca, vaga por el universo, rastrea voces de seres que nunca la escuchan. Voces de gente, sonidos, llamados que no puede responder. En un más allá imposible, un fantasma que no asusta nada, un ángel que no se aparece a nadie.

martes, 4 de octubre de 2016

MILTON ARIDSON DOSPENSAIMENTOS BERMUDES

Milton Aridson Dospensaimentos Bermudes no podía con su madre. En un puesto de diarios un libro lo atrapó: Cuaderno de recetas para deshacerse de su madre. Leyó en la contratapa: Si usted quiere librarse de la opresión, romper cadenas que desde el nacimiento lo atan, desplegar alas y apagar esa vocecita estridente de su amada madre no dude: aquí encontrará la clave. Una serie de consejos imprescindibles para finalizar cualquier tipo de relación tumultuosa o Edipo prolongado. Leyó como poseso. El diariero miró raro. La cara pegada a las hojas, lamiéndolas. El diariero habló: o compraba o se iba a una biblioteca. Tenía gráficos explicativos, secuencias del paso a paso. Milton pagó con una parte de la mensualidad.

martes, 20 de septiembre de 2016

OJOS DE BOXEADOR

La repetición constante de tareas construye un mundo perfectamente aburrido. No está escrita, en el paso hacia la adultez y el espeso círculo vicioso del trabajo, la perdición de la vida infantil. Pero sucede. Es necesario ponernos en la piel de otro que fuimos, con permiso de evadir responsabilidades y así ganar la batalla contra la rutina y rendir homenaje al chico encerrado que empuja. No solo por el infante. Aclara al adulto divagar, pensar en cualquier cosa menos en lo que está adelante de sus ojos. Solía caer en ese estado vislumbrando ideas maravillosas que olvidaba muy fácilmente, como al intentar recordar al mediodía el sueño que se tuvo a la mañana.

jueves, 16 de junio de 2016

PEQUEÑA FANTASÍA CONYUGAL

John Reginald Christie, asesino serial
El anciano encontró la llave en la pared, atrás de la cocina. La giró. Costumbres viejas, rutinas de otros tiempos, las hornallas las abre el diablo mientras dormimos. Es recomendable evitar un accidente fatal. Al asesino silencioso.

miércoles, 25 de mayo de 2016

LAS BALDOSAS FLOJAS

Llévame río abajo
a prados siempre verdes y fragantes
donde doncellas de vendados ojos
alaban la tenue luz de la aurora
Sam J. Lundwall




Sigifredo caminaba al trabajo una tranquila mañana veraniega. Miraba al cielo limpio, ni una nube se aproximaba. Miraba al piso y torció la cabeza para leer un volante pisoteado en la vereda que parecía un gran chaski boom usado. Puso un pie en la calle, un auto cruzó, el semáforo en rojo, y no pisó a nadie porque el día prometía sol y calor. La ciudad se levantaba y había muy poca gente.

lunes, 25 de abril de 2016

LA MALDICIÓN DEL HORÓSCOPO

Lees a la mañana en el horóscopo esta frase: “Hoy tendrás una reunión importante en el trabajo”. Pensás: “Era hora: me van a dar el ascenso que tanto me merezco”.